De la Conferencia Internacional maoísta a la Internacional Comunista
Camaradas presentes en esta Conferencia Internacional, en nombre del Movimiento Anti-Imperialista del Estado español (MAI), reciban un saludo revolucionario de firmeza y combate. También queremos felicitar al MPP por la organización de este evento, que se está consolidando como punto de encuentro del sector revolucionario del movimiento comunista internacional (MCI), y agradecer a estos camaradas su invitación, que nos brinda la oportunidad de que ustedes conozcan la opinión de nuestra organización sobre los problemas candentes de nuestro movimiento en el plano internacional.
El MCI se encuentra en una encrucijada desde hace ya demasiado tiempo. La derrota final de la Gran Revolución Cultural Proletaria y la desaparición de las ilusiones revisionistas con el hundimiento del “campo socialista”, certificaron el estancamiento y retroceso de todas las corrientes que hasta entonces se reclamaban del comunismo. En medio de este descalabro generalizado, el Partido Comunista del Perú introdujo con fuerza un freno al desánimo y el derrotismo imperantes que, en nuestro caso podemos decirlo, influyó en gran medida en el nacimiento y posterior desarrollo de lo que hoy día es nuestra organización. Sin embargo, los sucesos del año 92 en Perú y, sobre todo, la renuncia del Partido Comunista de Nepal (maoísta) [PCN(m)] a proseguir la Guerra Popular, cuando se encontraba en plena ofensiva estratégica, certifican, para nosotros, el fin del Ciclo revolucionario que se inició con la Revolución de Octubre de 1917, y el inicio de un periodo intermedio de recomposición ideológica y política del comunismo, cuya duración dependerá grandemente de la labor que realicemos los partidos y destacamentos de vanguardia que en la actualidad están configurando progresivamente la línea roja internacional. El resurgir de la Guerra Popular en Perú, en primer lugar, junto a los cada vez más firmes posicionamientos de partidos y destacamentos de vanguardia frente al revisionismo del MRI, otrora considerada fracción roja mundial del MCI y devenida ahora organización predominantemente revisionista, liderada bicéfalamente por El PCR de los EE.UU. y el PCN(m), otorgan una relevancia especial a esta Conferencia en cuanto al papel histórico que, para nosotros, debe de desempeñar como inicio de la recomposición del MCI para superar la encrucijada en que se encuentra.
La situación internacional
Nos encontramos ante la paradoja de tener que soportar una triple crisis global del capitalismo, que no le impide mantener, al mismo tiempo, una ofensiva reaccionaria internacional contra el proletariado y los pueblos oprimidos. En primer lugar, una crisis financiera, que es la que acapara la mayor parte de las noticias, pero que no es la que más afecta de momento a las clases trabajadoras. En segundo y tercer lugar, un encarecimiento de las fuentes de energía, en especial el petróleo, y de las materias primas, que ha provocado una crisis alimentaria estrechamente motivada y vinculada a la anterior, que son las que más afectan a las capas populares. Son precisamente los gobiernos dirigidos por los sectores más reaccionarios y valedores del liberalismo absoluto los que mediante fondos públicos y nacionalizaciones hacen frente a la crisis con la aprobación y la colaboración de las organizaciones sindicales. Están aplicando el programa de las llamadas terceras vías, que hasta ahora defendían las organizaciones reformistas. La aristocracia obrera y el oportunismo político, que vertebran mayoritariamente al proletariado a nivel mundial, abrazan las recetas capitalistas, que les son tan familiares, para evitar una mayor depauperación de cuyas consecuencias ellos serían los primeros afectados. En Europa, hemos pasado, en una década, del reclamo de las 35 horas a la aceptación de las 65 horas, sin que se produzca una mínima movilización seria que pudiese suponer, cuanto menos, una advertencia para los gobiernos reaccionarios de la Unión. Las masas de trabajadores muestran una resistencia escasa y generalmente poco efectiva, cuyas metas, ante la ausencia generalizada de dirección política comunista, no pueden ser más que de cortas miras. Con esto nos referimos a los defensores del llamado socialismo del siglo XXI, tan popular en algunos países de América Latina y con tantos seguidores entre nuestros revisionistas europeos. Entre las filas del proletariado hay una mezcla de rabia contenida en un mar de hastío y resignación, muy extendidos y potenciados por el individualismo y el corporativismo a que el oportunismo político y sindical del reformismo las somete, pero nada que denote un salto cualitativo en su lucha en el sentido de su emancipación.
Ésta es la tónica dominante, a pesar de los contados enclaves del mundo en que se está desarrollando en sus fases iniciales la Guerra Popular. Por todo ello, predominan las luchas de masas de carácter espontáneo a lo largo del planeta, ya sean sindicales, ya se trate de los conflictos armados de los pueblos que son sojuzgados directamente por la bota militar del imperialismo. Estas luchas protagonizan, hoy, la sempiterna resistencia de las masas a la explotación social y a la opresión nacional. Nada que ver, por ejemplo con los años sesenta, cuando las luchas sociales y de liberación levantaban mayoritariamente la bandera roja y perseguían el socialismo, a pesar de las distintas visiones que de él se tenían, no siempre las más correctas.
Ante esta situación objetiva en que se desarrolla la ofensiva reaccionaria a escala planetaria en medio de la propia crisis capitalista, el aún incipiente desarrollo de las guerras populares y el predominio de las luchas armadas anti-imperialistas dirigidas por organizaciones reaccionarias de carácter religioso y nacionalista, unido a la posición defensiva que acarrea el carácter generalmente espontáneo y económico de las luchas de resistencia de la clase trabajadora por evitar el empeoramiento de las condiciones de su explotación, son signos inequívocos de que no existe una ofensiva estratégica revolucionaria mundial. A pesar de que las condiciones objetivas sociales y políticas del imperialismo representan un terreno favorable para iniciar dicha ofensiva, la ausencia completa del factor subjetivo la hace imposible. No puede existir una ofensiva revolucionaria mundial que no vaya aparejada con el proceso de reconstitución de la Internacional Comunista. La organización del partido mundial de la revolución comunista será el mejor vehículo para extender la influencia internacional de los éxitos que deparen los procesos locales de Guerra Popular, influencia que actuará como catalizador de otros procesos de reconstitución y de inicio de la Guerra Popular por doquier, extendiéndose y ampliándose hasta crear las condiciones reales, políticas y militares, de paso a la ofensiva estratégica de la Revolución Proletaria Mundial (RPM).
El movimiento comunista internacional y las tareas actuales
El MCI es una masa heterogénea de partidos y agrupamientos internacionales de corrientes contrapuestas que, en su mayoría, abrazan el oportunismo político y el revisionismo ideológico, tanto dogmático como reformista.
Los peores augurios se han confirmado sobre el Movimiento Revolucionario Internacionalista (MRI) desde que el camarada Gonzalo los expusiera, desde sus orígenes, en el sentido de considerar al MRI sólo como un paso en la reconstitución de la Internacional Comunista y a condición de que siguiese una línea ideológica y política justa y correcta. Los diferentes planos en que resumía el camarada Gonzalo los problemas que enfrentaba el MRI se han agudizado y lo han transformado en su contrario, en freno de la revolución comunista mundial. Lo que está sucediendo en Nepal es, en este sentido, de lo más aleccionador. En lo ideológico, el MRI no sólo no ha avanzado en la comprensión del marxismo-leninismo-maoísmo, sino que está contribuyendo a incrementar la confusión, favoreciendo al revisionismo y haciendo pasar por planteamientos ideológicos correctos lo que es puro oportunismo, amoldando forzadamente a sus intereses liquidacionistas principios fundamentales con el fin de apoyar el abandono de la línea de Guerra Popular. En lo político, ha permitido que la agenda del imperialismo marque la actuación del PCN(m) y justifique su arriamiento de la bandera roja. Ha renunciado a la reconstitución de la Internacional, favoreciendo el policentrismo en su seno, y ha abandonado la línea de masas que debería tener como objetivo la reconstitución de partidos comunistas para iniciar y desarrollar la Guerra Popular. Ha renunciado a forjarse en dirección de la revolución comunista mundial y, con respecto a la lucha entre las dos líneas, la ha sustituido por el liberalismo en las opiniones y la no ingerencia en los asuntos y decisiones de cada uno de sus miembros. Todos estos problemas, al no ser justa y correctamente manejados, han devenido en fenómenos de desarticulación. Las preocupaciones que albergaba el camarada Gonzalo en los años ochenta se han visto confirmadas.
Para el MAI, la situación está madura para escindir definitivamente el MRI y con ello al MCI en dos alas. La tarea de desenvolverse en fracción interna dentro del MCI, que se concretaba en participar dentro del MRI, ya no puede favorecer la línea revolucionaria internacional, sino sólo retrasar el aglutinamiento del ala izquierda y el correcto y útil desarrollo de la lucha de dos líneas. Permaneciendo actualmente dentro del MRI no se es referente de la línea revolucionaria internacional, ya que ésta queda oculta bajo la dirección revisionista, genera falsas expectativas de cambiar progresivamente a los miembros que abrazan la Línea Oportunista de Derechas (LOD) y no permite establecer claramente el imprescindible deslinde entre revisionismo y línea roja. Por el contrario, se respalda, con la presencia en su seno del ala izquierda, la apariencia de organismo internacional revolucionario ante el conjunto de la organización, enmascarando su revisionismo.
Teniendo esto en cuenta, esta Conferencia debería representar el primer paso en el camino hacia la reconstitución de la Internacional Comunista, aglutinando a la izquierda del MCI. La situación actual no permite organizarla en base a un programa ideológico, como sería la obligación de asumir el maoísmo como condición previa, principalmente porque el propio maoísmo no ha resuelto definitivamente su condición de desarrollo del marxismo-leninismo, manteniéndose verdaderos e importantes puntos por aclarar, situación por la cual aún existen organizaciones que tienen sus reservas en asumir la ideología tal como la plantean la mayoría de los destacamentos autodefinidos como maoístas.
Teniendo en cuenta esto, es para el MAI una cuestión ineludible la realización del balance global del Ciclo revolucionario de Octubre, con el fin de reconstituir la ideología comunista partiendo desde el punto más elevado de la experiencia del Ciclo, la Gran Revolución Cultural Proletaria china, y del desarrollo más elevado alcanzado por nuestra ideología, el marxismo-leninismo-maoísmo. Valga como ejemplo de esto la necesidad de abordar con profundidad, desde el mismo maoísmo, el todavía inédito análisis sobre la Revolución Cultural a la luz de la acertada y novedosa consigna de desarrollar la Guerra Popular hasta el Comunismo. Esta consigna implica, de hecho, una síntesis de balance, pero sin análisis previo; implica no un balance general, sino evaluaciones parciales de episodios puntuales tomados aisladamente de nuestra rica experiencia histórica, método erróneo que sólo puede generar confusión y obstaculizar la definición ideológica correcta. Si se introducen innovadoras consignas que implican una reflexión crítica sobre esa experiencia, es preciso hacer explícita la necesidad de esa reflexión como tarea política colectiva de nuestro movimiento. Este problema y esta necesidad, que se reconocen en los hechos, no pueden resolverse de soslayo ni hurtarse como tareas políticas de la reconstitución del MCI. Y lo peor es que este método contraproducente impedirá extraer todas las lecciones que nos ofrece la experiencia de la RPM. Por ejemplo, en el caso que hemos aludido, la consigna de Guerra popular hasta el comunismo obliga al replanteamiento global del problema del modelo de sociedad de transición, en particular, de los principios y métodos de la construcción del socialismo. En China, la revolución cultural ni se ideó ni se realizó desde la Guerra Popular, y ahora, toda vez que se conquiste el poder, esta nueva orientación implicará el mantenimiento y desarrollo de la Guerra Popular durante todo el periodo de transición socialista de Dictadura del Proletariado, variando, cuanto menos, las prerrogativas de la posible y previsible revolución cultural.
Asumiendo, pues, el inconveniente del problema ideológico aún por resolver, la situación demanda y permite que el ala izquierda del MCI se agrupe en torno a la Línea Política General de la revolución proletaria, aceptando sus elementos cardinales. Éstos suponen, fundamentalmente, la Guerra Popular como estrategia para la revolución comunista y el apoyo de las guerras populares que ya se han iniciado, y, siguiendo la valiosa experiencia del Partido Comunista del Perú, suponen con carácter previo la defensa y puesta en práctica de planes de reconstitución de partidos comunistas en los países que carecen de él, que son la inmensa mayoría, para, posteriormente, militarizarlos en el inicio y en el proceso de desarrollo de la Guerra Popular. Además, es tarea cardinal coordinar y fortalecer el desarrollo de la lucha intransigente contra el revisionismo. La resolución del problema ideológico requiere proseguir con la lucha entre las dos líneas en el seno del ala izquierda del movimiento comunista. Si no existe la Internacional revolucionaria, es que no existe Partido Comunista internacional. Esto es así porque carecemos, a este nivel, de Base de Unidad Partidaria, por lo que es imposible realizar la unidad revolucionaria entre nuestros distintos destacamentos sobre la base de una plataforma ideológica. La única posibilidad para responder a la necesidad de constituir el referente mundial por la revolución comunista es establecer nuestra unidad asentándola en la lucha por nuestros objetivos políticos comunes y en lucha permanente contra el revisionismo para contribuir a deslindar ante las masas trabajadoras.
Reconocemos al Partido Comunista del Perú como partido de nuevo tipo reconstituido que, por su experiencia de Guerra Popular en distintas tesituras, ocupa la trinchera de vanguardia de la RPM. Por esta razón, la situación demanda de él, y nosotros nos hacemos eco de ello, la asunción de la responsabilidad de convertirse en eje central en torno al cual se vertebre y aglutine progresivamente toda el ala izquierda del movimiento comunista revolucionario, con el fin de configurar el embrión de la que ha de ser la futura Internacional. Éste es el trascendental papel histórico que el PCP está llamado a acometer a nivel mundial y cuya posición se ha ganado gracias a su trayectoria. De los aquí presentes depende en gran medida que este objetivo inmediato pueda lograrse. Así es como el Partido Comunista del Perú cumplirá su papel de base de apoyo de la RPM. Por consiguiente, la tarea principal de todo comunista en cada país es la de perseverar en la lucha contra el revisionismo por generar partidos comunistas, que será, a su vez, el mejor apoyo para la vanguardia mundial, la Guerra Popular en el Perú y en los otros lugares del mundo en donde haya comenzado o esté por iniciarse su desarrollo. Llamamos a emular el camino que hace décadas emprendió el Partido Comunista del Perú para reconstituirse, combatir intransigentemente contra las respectivas líneas oportunistas y prepararse para el inicio de la Guerra Popular.
Las tareas del MAI en el Estado español
Nuestra organización, siguiendo lo anteriormente expuesto, se sitúa como destacamento de vanguardia contra todo tipo de oportunismo político y revisionismo ideológico. Actualmente, el proletariado del Estado español carece de organización y guía, por lo que nuestro objetivo estratégico inmediato es la reconstitución del Partido Comunista en el Estado español. Para ello, es imprescindible combatir paralela e infatigablemente los programas políticos que establecen etapas intermedias anteriores al socialismo y que sustituyen la revolución comunista y la Dictadura del Proletariado por la reforma “democrática” del Estado burgués. En nuestro país esto se ha concretado en la defensa de III República, bajo cuya bandera se aglutinan todos los partidos y grupos revisionistas. Es la forma como ha tomado cuerpo la tesis prachandista del “periodo intermedio de reforma política”. Por eso, en nuestro caso, es motivo principal de deslinde político entre revolución y contrarrevolución, lucha que expresa el carácter internacional de la lucha de clases y de la lucha de dos líneas en nuestro país. Por otro lado, en nombre del maoísmo, también se levantan pequeñas agrupaciones que, o bien son voceros de la Línea Oportunista de Derechas internacional, o bien, se han desviado irremisiblemente hacia la defensa de líneas políticas de corte nacionalista. En la lucha contra ellos también estamos volcando todo nuestro empeño y saber. Siguiendo este cometido de combatir a los falsos comunistas y a los falsos maoístas en el Estado español, deslindando tajantemente con todo revisionismo y oportunismo, bregamos por unir a los revolucionarios con el fin de construir un incipiente polo político que se convierta en referente de la clase y que cree las bases para la futura culminación de la reconstitución del Partido Comunista en nuestro país.
Camaradas, El MAI desea que los objetivos trazados por los organizadores de esta Conferencia sean coronados con el triunfo. Saludamos anticipadamente la realización exitosa del Segundo Congreso del Partido Comunista del Perú, pero también deseamos compartir nuestra esperanza de que esta Conferencia Internacional no se agote en el cumplimiento de este cometido, sino que sobrepase las perspectivas iniciales y forje un nuevo hito del proletariado internacional abriendo el camino hacia la reconstitución de la Internacional Comunista.
¡Por la reconstitución de partidos comunistas revolucionarios!
¡Por la reconstitución de la Internacional Comunista!
¡Guerra Popular hasta el Comunismo!
25 de Octubre de 2008
Movimiento Anti-Imperialista (MAI)